De ciervos, celtas, y las leyendas de Bécquer

 

©Falldara

 

 

 La simbología de los cérvidos es ancestral. Sus orígenes pueden remontarse a culturas como la sumeria, la celta, y desde luego la importante carga ritual e iniciática de las representaciones pictóricas del arte rupestre. La cultura grecolatina los asocia (en especial al ciervo) con Artemisa o con Diana, protectoras de la naturaleza. Otorgándoles gran fuerza espiritual. Son animales que parecen delicados, bellos, incluso frágiles y sin embargo son ágiles, poderosos y robustos con su majestuosa cornamenta en el caso de los machos, además de su gran intuición. 

Para los pueblos precolombinos, el ciervo era el espíritu y el cuerpo que se renuevan mediante su cornamenta. Los celtas los consideraban guiás de los espíritus y seres de luz, protectores del bosque y de las hadas. Cerunnos es el dios de los animales salvajes, 

 

La iconografía cristiana ha tendido a representar a cristo como un ciervo blanco, algo que sin duda tiene sustrato celta, como se aprecia en el ciclo artúrico y en su adaptación al cristianismo cuando aparece en los romances la búsqueda del Santo Grial y un hermoso ciervo blanco conduce a los caballeros en el buen camino.

Son muchos los vestigios, las leyendas que hablan sobre este maravilloso animal, especialmente la majestuosidad y rareza del ciervo blanco, pero ¿Qué simbolizaba para culturas ancestrales como la celta?, y acercándonos algo más al territorio ¿cuales son algunas de esas leyendas que poblaron y pueblan el imaginario aragonés?


Partiendo de su simbología 

 

 

Cernunnos representado en la placa del Caldero de Gundestrup. S. II-I a.C.



Cernunnos, el dios astado,  es uno de los principales dioses de la cosmogonía celta. Dios de los anmales salvajes,guardian verde, dios de la abundancia, la fertilidad - asociado a PAN, el sátiro griego-y la renovación, y, por tanto, dentro de la dualidad celta, se asocia a la vida y también a la muerte. La fuerza, el poder, lo perenne.Se representa como una figura masculina con cuernos de ciervo y barba, sostiene en su mano una serpiente que alude también a la tierra y la renovación, al inframundo. La sierpe como custodia de entradas al otro mundo, al igual que el ciervo.

 

Relieve de Cernunnos en el Pilar de los Navegantes. S. I d.c.

 

Basándonos en las fuentes romanas, Cernunnos era hijo de Lugh, su nombre proviene del latín "cornudo" y cuya única refeencia la encontramos en el relieve en piedra encontrado en las catacumbas bajo la catedral de Notre-Dame de París en el siglo I d. c. Según las fuentes latinas, para los celtas era el hombre verde; vestigio y reducto que aparecerá en el ciclo artúrico de claro sustrato celta con Sir Gawain y el caballero verde, donde se aprecia claramente la unión con la naturaleza y las facetas de renovación y regeneración propias de la cultura celta.

 


       
                   Sir Gawain y el caballero verde


En España,  fue una deidad importante para celtas y celtíberos, siendo varios los vestigios tanto materiales como toponímicos encontrados. Uno de ellos es la preciosa estela del Valle de Alcudia, en Ciudad Real.

 

Estela del Valle de Alcudia

Constancia también deja en el famoso vaso numantino; un fragmento cerámico en el que se ve representado el dios con sus astas de ciervo. Así como en la Diadema de Moñes y las decoraciones en fragmentos de terra sigilata en el alfar de El Endrinal, Bronchales, (Teruel) donde aparece una figura con máscara de ciervo.

En la  Península se adoraba a este dios con el nombre de Carnun / Candamo, que vendría a ser una mención gaélica de Cernunnos. En la mitología asturiana Candamo evoluciona como Busgosu y como Musgosu en Cantabria. Algunos estudios lo identifican también como el Basajaun Vasco y por tanto el Bosnerau del pirineo aragonés.

Se cree que Cernunnos era un dios anterior al neolítico, deidad propia de las sociedades cazadoras-recolectoras del paleolítico. Su rastro es ancestral con vestigios en todo el folklore europeo, pero también en culturas como  el dios astado Pasupati en la india. Hay teorías sobre su sustrato ancestral. Algunos estudios ven también en esta deidad el origen del macho cabrio asociado a la brujería, por su representación cornuda y por su facetade deidad asociada a la fecundidad. Si lo analizamos bien, no es dificil ver cierto paralelismo.

Hablando de sustratos ancestrales y de leyendas que beben de la tradición oral puede verse como la literatura, desde los romances del ciclo artúrico a las leyendas de la españa rural, y hasta la pluma de Bécquer han traido hasta nuestros días algo tan antiguo que casi da vértigo al imaginar.

  

Vestigios en Aragón

 

 

 En Aragón encontramos numerosas leyendas sobre ciervos como la de Bronchales o, la más famosa sin duda, la que escribiera Gustavo Adolfo Bécquer. Y por supuesto, numerosas menciones al Bosnerau — del que os hablaré en una entrada especial — en nuestro querido pirineo. Hoy sin embargo, viajamos a tierras turolenses primero, y a la magia dle Moncayo después.


El ciervo de Bronchales


"Cuando la tierra estaba cubierta por glaciares surgió un volcán en Sierra Alta y por él se paseó un gran ciervo con enorme cornamenta. Se deshicieron los hielos y quedaron infinidad de fuentes. Las tierras se cultivaron y los hombres dejaron las cavernas para construir poblados. Todos adoraron a Cernunnos, el ciervo poderoso y fértil. Cada inicio del verano, las doncellas le ofrecían las danzas del fuego a la luz de la luna para celebrar el origen de la vida y solicitar su fertilidad."

Bronchales pertenece a la sierra de Albarracin, Teruel. Sierra con abundantes vestigios de pinturas rupestres entre sus abrigos rocosos.

 

 

 La leyenda de la corza blanca de Bécquer

 

En 1863, Bécquer escribiría una de sus famosas leyendas: La Corza Blanca, que nos relata un suceso de hacía el siglo XIV en un pueblo aragonés cercano al Moncayo.

Dice la leyenda que un día, un caballero de nombre Don Dionis, salió de caza junto a su hija Constanza también llamada La Azucena del Moncayo, y sus monteros. Se detuvieron en un riachuelo donde Esteban, el pastor, declaró haber visto una corza blanca guiando a otros corzos que no bramaban sino que reían y hablaban.

Por supuesto, el caballero Don Dionis, su hija y sus monteros se burlan de la historia que cuenta el pastor, todos salvo Garcés, uno de los monteros que sí cree la historia y ve en ella una oportunidad para agradar a Constanza, de quien está enamorado. Garcés se envalentona y decide dar caza a esa corza blanca pese a las mofas de los demás.

Garcés, firme en su propósito, sube al monte; se esconde entre unos arbustos y se queda dormido. Al despertar oye voces que cantan una canción y al asomarse ve a las corzas lideradas por la corza blanca. Garcés iluminado tan solo por la luz de la luna, se incorpora para disparar con su ballesta, y al hacerlo, no ve corza alguna, sino un grupo de mujeres bañandose en el rio y entre las que le parece ver a su amada Constanza. Cuando decide acercarse el encantamiento se rompe y son las corzas quienes salen a la carrera, no todas pues la corza blanca ha quedado atrapada entre unas ramas. Garcés prepara la ballesta para dispararle cuando escucha a la corza hablarle,sorprendido baja la ballesta y en ese momento la corza logra liberarse y sale corriendo y riéndose de Garcés, quien dolido le dispara a distancia. La oscuridad del bosque trae un grito de dolor y cuando Garcés corré a su encuentro, ve a Constanza expirar herida de muerte por la saeta del montero. 

 

 

©Falldara

Normalmente suelo leer una de las leyendas de Bécquer la noche de Samhain aunque esta vez la he leído antes para poder publicar esta entrada, pero cuál ha sido mi alegría que, una editorial a la que tengo mucho cariño por cercanía y amistad familiar publica la leyenda en una edición maravillosa y actualizada de la leyenda: La editorial Olifante publica una adaptación ilustrada llamada ‘Lili y la corza’ del guionista Frank Palacios y el ilustrador Josema Carrasco, y que sin duda leeré como siempre la noche mágica de samhain que suele llevarme al Moncayo y a Bécquer. 

 

‘Lili y la corza’ Palacios y Carrasco.


 

 

Actualmente estoy siguiendo los pasos de esas leyendas en el Moncayo mediante mi fotografía y espero poder tener muy pronto documentada visualmente la leyenda de La Corza Blanca que publicaré aquí en el blog y en instagram.

Espero que os guste.❤

¡Nos leemos pronto!



Bibliografía

 

  • El imaginario mítico celta en Gustavo Adolfo Bécquer. Martín Almagro -Gorbea.
  • Sobre una escena de "hombre-ciervo" en la Terra Sigillata Hispánica. Josep Montesinos I Martinez.
  • Los Celtas. Héroes y Magia. Gonzalo Rodriguez García. Almuzara. 
  • cimanorte. com
  • santurariodelalba.wordpress.com 
  • Rimas y leyendas. Gustavo Adolfo Bécquer.



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