© Falldara |
Me dices quieta, ratona,
y yo me clavo como un mallo en el cruce de caminos.
Mi cuerpo hiberna, sí,
pero los nervios sacan a bailar las puntos de mis dedos,
y lo ves, y me sonríes.
Me dices que no pise la encrucijada
que me desvíe , y yo no entiendo de alcorzar caminos,
pero voy, sigo tus pasos de vieja.
Me dices que no baile, que no corra,
que no llegue hasta el lago
pero yo te he visto,
te he visto bailar con tus huesos del otoño que muere en invierno,
y bañarte en el lago.
¿Y cómo hago?
no preguntes, ratona, me dices.
Calla y observa.
Callo y observo, sí, y oigo cantar las entrañas.
Notas desde el valle.
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